Es la virtud que nos vigoriza para practicar el bien con constancia y
paciencia, pese a las dificultades.
Tiene por objeto reprimir los temores y moderar las audacias.
Por la fortaleza aprendemos a superar las contradicciones que aparecen en
la vida, y a no desanimarnos ante los propios defectos, superando el temor al esfuerzo, los peligros y dificultades que entraña la práctica del bien, perseverando con tenacidad para conseguir las metas propuestas. La fortaleza tiene dos elementos importantes: atacar y resistir. atacar para conquistar metas altas en la vida, venciendo los obstáculos. y resistir los ataques de desaliento y desesperanza. LA MAGNANIMIDAD Es la virtud que inclina a acometer obras grandes en todo género de acciones virtuosas.
El hombre magnánimo se deleita
poco en los honores recibidos, aunque sean grandes; tampoco le afectan mucho la prosperidad o la adversidad. Ayuda a los demás con gusto. No es ambicioso y no busca posiciones más altas. Si es necesario, dice abiertamente lo que piensa. LA MAGNIFICENCIA
Es la virtud moral que
inclina a hacer obras grandes y difíciles, a pesar del gran esfuerzo o de los grandes gastos que pueden exigir. Magnífico es el que es capaz de percibir las proporciones de una obra magna y a la vez es capaz de gastar grandes sumas armoniosamente EJEMPLO Resistir la pérdida de un ser querido, y seguir viviendo con nuevos sueños y metas, es sobreponerse ante la adversidad TEMPLANZA Es una virtud cardinal que edifica y defiende el orden interior del hombre de la fuerte tendencia anidada en su ser como consecuencia del pecado original a ir contra la propia naturaleza. Nos hace dueños de nosotros mismos. Es la virtud que modera el amor a los bienes de la tierra y ayuda a poner el corazón en el cielo. • La templanza tiene un sentido y una finalidad, que es hacer orden en el interior del hombre. • De este orden surgirá la “tranquilidad de espíritu”. • La templanza tiene su verificación y opera exclusivamente sobre el sujeto actuante. • La falta de templanza equivale a la autodestrucción. PAPA J.P. II, MENCIONÓ: • “Hombre moderado es el que es dueño de sí mismo, en quien las pasiones no priman sobre la razón, ni sobre la voluntad, ni tampoco sobre el corazón. ¡El hombre que sabe dominarse a sí mismo! Así nos damos cuenta del valor fundamental de la templanza, indispensable para que el hombre ´sea plenamente hombre´. Basta mirar a alguno que arrastrado por sus pasiones se convierte en víctima suya, renunciando hasta al uso de la razón (como el alcoholizado o el drogado), y comprobamos con claridad que ´ser hombre´ significa respetar la propia dignidad y, por tanto, entre otras cosas, dejarse guiar por la virtud de la templanza”. EJEMPLO Querer ver una película a altas horas de la noche, sabiendo que al otro día debo levantarme temprano, y no verla. De ese modo resisto a la tentación de trasnochar, lo mismo puede ser con el hecho de aguantarme en comprar alguna cosa contrayendo una deuda, templado es aquel que espera a tener el efectivo sin contraer una deuda fuera del presupuesto.