Professional Documents
Culture Documents
7 Las existencias de riesgo a que los equipos sean desviados dentro del país
comprador o reexportados bajo condiciones no aconsejables.
Un año más tarde, durante el Consejo Europeo de Lisboa (26 y 27 de junio
de 1992), los Doce añadieron un octavo criterio a los siete que habían
acordado en Luxemburgo.
8 La compatibilidad de la exportación de armamento con la capacidad
técnica y económica del país receptor, teniendo en cuenta que es deseable
que los Estados puedan consolidar sus legitimas necesidades de seguridad
y defensa con la menor desviación posible de los recursos humanos y
económicos para armamentos.
Ello motivó que varias ONG europeas, lideradas por Britsh - American
Security Council (BASIC), Saferworld y Wolrd Development Movement,
apoyadas por centenares de organizaciones de todo el continente,
promoviesen desde 1995 un Código de Conducta sobre las
Transferencias de Armas con un triple propósito: 1) definir de manera
más clara los términos de cada criterio; 2) establecer mecanismos
públicos para controlar la práctica gubernamental de la exportación de
armamentos; 3) elevar al máximo nivel posible la legislación
comunitaria sobre el control de exportación de armamento.
vano de ha derramado el sudor del pueblo. Los laureles han sido talados.
De las chimeneas de las fábricas de municiones sale humo.
DESARROLLO Y BIENESTAR
Tener por patria el mundo y por nación la humanidad
VÍCTOR HUGO.
LA PATRIA
“Patria es humanidad”
JOSÉ MARTÍ
MENSAJE DEL SECRETARIO GENERAL PARA EL AÑO
NUEVO DE 2004
«Queridos pueblos de las Naciones Unidas, acaba de terminar uno
de los años más difíciles de su historia. Hemos sido testigos de la
guerra en el Iraq y de profundas divisiones entre naciones acerca
de graves cuestiones de guerra y de paz. El 19 de agosto, en un
atentado perpetrado contra nuestra sede en Bagdad, una bomba
nos arrebató a algunos de nuestros mejores y más queridos
colegas. Esos acontecimientos han distraído a los dirigentes del
mundo, impidiéndoles ocuparse de otras amenazas que, para la
mayoría de las personas, son más inmediatas y más reales. Me
refiero a las amenazas de la pobreza extrema y del hambre, del
agua no apta para el consumo, la degradación del medio
ambiente y las enfermedades endémicas o infecciosas. Esos
peligros acechan a gran parte de nuestro planeta. Matan a
millones y millones de personas todos los días: destruyen
sociedades; fomentan la división y la desesperación.
Al cabo de un año de guerra y división, es hora de que dediquemos más
energías a la salud y el bienestar de las personas. Es hora de asegurar que
los países pobres tengan una verdadera oportunidad de desarrollo. Y es
hora de que adoptemos medidas decisivas para salvar los recursos de
nuestro planeta. Debemos prevenir la proliferación de armas.
Pero también digamos, sí al desarrollo. Y brindemos esperanzas a las vidas
de quienes sufren. Sin desarrollo y esperanza no habrá paz. Hace
poco más de tres años, en la Cumbre del Milenio, los dirigentes de todas
las naciones se comprometieron a brindar esa esperanza. Se fijaron
objetivos precisos sujetos a plazos concretos: los Objetivos de Desarrollo
del Milenio. Alcanzar esos Objetivos costaría sólo una fracción de lo que
nuestro mundo gasta en armas de guerra. Sin embargo, daría esperanza a
miles de millones y más seguridad a todos nosotros. Pero, en 2003 no
cumplimos esas promesas.
Nos dejamos arrastrar por la corriente de la guerra y la división. El año
2004 debe ser diferente. Debe ser el año en que comenzamos a invertir la
corriente. Podemos invertir la corriente contra el VIH/SIDA si adoptamos
medidas acerca de la iniciativa "Tres millones para 2005», el plan de la
Organización Mundial de la Salud para conseguir que 3 millones de
personas inicien un trata mi en o con drogas antirretroviales a más tardar
en 2005.
Es un objetivo ambicioso, pero se puede alcanzar si los países
ricos, los países pobres y afectados, los gobiernos, la sociedad
civil, el sector privado y el sistema de las Naciones Unidas actúan
de consenso, y si el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la
Tuberculosis y el Paludismo alcanza la capitalización plena
Podemos invertir la corriente contra el hambre, si todos
colaboramos para poner al alcance de las personas hambrientas
de todas partes, las existencias de alimentos indispensables.