Fármacos antitiroideos • Características químicas • Grupo de las tionamidas.
Edgar Tapia Sosa Terapéutica Sección: 3
Mecanismos de acción • La acción principal se realiza en el tiroides, donde estos compuestos inhiben la síntesis de hormonas tiroideas mediante la acción del grupo activo tiocarbamida. • Para ello inhiben la incorporación de la forma oxidada del yodo en los residuos tirosilo de la molécula de tiroglobulina.
• Los fármacos interactúan con las peroxidasas del tiroides cuando el
grupo hem de la enzima se encuentra en su forma oxidada, e incluso ellos mismos sirven de sustrato para la enzima, habiéndose producido formas yodadas de fármacos en el tiroides. De forma complementaria, estos compuestos interfieren también en la reacción de acoplamiento entre residuos de yodotirosilo, impidiendo así la formación de yodotironilos Características farmacocinéticas • Tanto el propiltiouracilo como el tiamazol se absorben bien por vía oral, con una biodisponibilidad que varía entre el 60 y el 80 %; los tmáx para ambos compuestos son de 1-2 horas. • Se concentran en la glándula tiroides, por lo que la duración de la acción no guarda relación con el curso de los niveles plasmáticos. • Aunque la semivida del propiltiouracilo es de 75 min y la del tiamazol es de 4- 6 horas, 100 mg de propiltiouracilo llegan a inhibir el 60% de la síntesis durante 7 horas, mientras que 10 mg de tiamazol inhiben el 90 % de la síntesis durante más de 24 horas. • En consecuencia, el primero se administra 3 veces al día, mientras que basta una sola dosis diaria para el segundo, lo que facilita el cumplimiento terapéutico. • En parte se metabolizan en el hígado y en parte se eliminan por riñón en forma activa; por eso, las semividas aumentan en caso de insuficiencia hepática o renal. • Aunque ambos productos atraviesan la barrera placentaria, con el consiguiente riesgo sobre la función tiroidea del feto, el paso del propiltiouracilo es la cuarta parte del tiamazol; esto se debe a que se halla más ligado a proteínas y está más ionizado a pH 7,4. Puesto que, además, el propiltiouracilo es unas 10 veces menos potente que el tiamazol, resulta más recomendable su uso en la embarazada. Los mismos conceptos son aplicables al paso de la leche materna, por lo que el propiltiouracilo puede administrarse a las madres que dan de mamar sin que se haya apreciado afectación en el lactante. Reacciones adversas • La reacción más frecuente es la leucopenia, benigna y pasajera, que aparece en el 12 % de los adultos y el 25% de los niños y que no requiere suspender la medicación, ni es el pródromo de una agranulocitosis. Pueden aparecer erupciones cutáneas, urticaria, fiebre, artralgias, que exigen cambiar de preparado aunque existe sensibilidad cruzada hasta en el 50 % de los casos. La agranulocitosis se produce tanto con el propiltiouracilo como con el tiamazol; suele aparecer en los primeros 3 meses de administración,de forma repentina, y se trata de una reacción autoinmunológica con anticuerpos antigranulocitos; es preciso interrumpir la medicación y no dar otro preparado porque existe sensibilidad cruzada. Quizá la agranulocitosis sea más frecuente con dosis altas de tiamazol que con dosis bajas de dicho producto o con dosis convencionales de propiltiouracilo; se ha calculado en Cataluña un riesgo de aparición de agranulocitosis por tiamazol de 99 casos por millón de prescripciones. En el seguimiento de los enfermos, no es necesario hacer recuentos leucocitarios, aunque se les debe advertir que avisen a su médico si presentan una infección (p. ej., faringitis) o fiebre. Reacciones mucho más esporádicas son: hepatitis tóxica de carácter también inmunológico, vasculitis y síndromes de tipo lupus, trombocitopenia, anemia aplásica, síndrome nefrótico y pérdida del gusto (con tiamazol), hipoprotrombinemia (con propiltiouracilo). La sobredosificación produce, lógicamente, hipotiroidismo y aumento reversible del tamaño del tiroides al elevar la TSH (bocio causado por tionamidas). Aplicaciones terapéuticas • Se utilizan en el tratamiento del hipertiroidismo debido • a la enfermedad de Basedow, particularmente en • niños, adultos jóvenes y mujeres embarazadas, y en el • hipertiroidismo debido al bocio nodular tóxico, como • medio de controlar la actividad tiroidea en espera de la • intervención quirúrgica o del tratamiento con yodo radiactivo. • En cambio, no están indicados en el hipertiroidismo • de la tiroiditis subaguda o linfocítica, porque se • debe a la liberación y no a la hiperproducción de hormonas • tiroideas • En cualquier caso, la terapéutica tiene otras • alternativas válidas, como el yodo radiactivo o la exéresis • quirúrgica, a las que se puede recurrir desde el principio • o cuando fallen los antitiroideos
• En principio, cualquier fármaco es útil; el propiltiouracilo,
• que no está comercializado en España, tiene • la ventaja de que inhibe la transformación de T4 en T3 en • los tejidos, y el inconveniente de que hay que administrarlo • 3 veces al día. La dosis de propiltiouracilo se inicia • con 75-100 mg cada 8 horas, aunque se puede llegar a los • 1.000-1.200 mg/día. Las dosis de tiamazol y carbimazol • son de 30 mg/día en una o dos dosis. • En la enfermedad de Basedow, la mejoría tarda varios • días en aparecer, a veces varias semanas; en general se recomienda • mantener la medicación durante 1 año como • mínimo. Para mantener las hormonas tiroideas en cifras • normales existen dos pautas: mantener dosis altas de • antitiroideos y añadir T4, o disminuir las dosis de antitiroideos • hasta alcanzar la dosis mínima que consigue cifras • normales. Este método es más engorroso. Se ha sugerido • que la asociación de T4 con antitiroideos disminuye • la producción de anticuerpos estimulantes del receptor • de TSH y la frecuencia de recidivas, al disminuir la presentación • de antígenos a los linfocitos, aunque éste es un • tema controvertido. La determinación de T4 libre sirve • para realizar los correspondientes ajustes en el tratamiento. • En cambio, no es útil medir TSH en los tres primeros • meses del tratamiento, ya que la hipófisis tarda en • recuperarse del exceso de T3 a que ha estado sometida. • Al suspender la medicación, alrededor del 50 % de los • pacientes mantienen un funcionamiento normal del tiroides • durante largos períodos de tiempo; en el resto, la • enfermedad recidiva en el primer año posterior al tratamiento, • lo que implica la necesidad de recurrir a una terapia • ablativa del tiroides (yodo radiactivo o cirugía), una • vez que se hayan normalizado las cifras de T4 libre. La recidiva • ocurre más frecuentemente a los 3-6 meses de suspendido • el tratamiento. • En la crisis o tormenta tiroidea se debe atender al • complejo cuadro sintomático pluriorgánico (fiebre, depleción • hidroelectrolítica y factor desencadenante). En • cuanto a la utilización de tionamidas, se recomienda el • propiltiouracilo, a la dosis inicial de 300-400 mg, seguidos • de 200 mg cada 4 horas. La coadministración de yodo • (v. más adelante) se iniciará 1-2 horas después de administrado • el antitiroideo. Se administrará, además, propranolol • por vía oral, 20-40 mg/6 horas, o por vía IV 2- • 5 mg cada 6-8 horas, junto con 50 mg de cortisol IV cada • 6-8 horas. • En la mujer embarazada se emplea propiltiouracilo, a • la dosis de 100-150 mg cada 8 horas, que se va reduciendo • según la evolución hasta 50-75 mg cada 8 horas. Se debe • evitar el hipotiroidismo, por los posibles efectos indeseables • sobre el feto. No se aconseja el carbimazol porque • puede producir aplasia cutánea en el feto. • Se ha sugerido que el propiltiouracilo (300 mg/día) reduce • la mortalidad en la hepatopatía etílica. Se precisan • más datos antes de recomendar su uso.
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