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Milagros Eucarísticos

Para los que creen, una explicación


no es necesaria. Para los que no
creen, no hay explicación posible.
Quien tenga ojos, que vea.

Segunda parte.
Milagros Eucarísticos vistos en
diferentes partes en donde se
muestra el Cuerpo y Sangre de
Jesucristo
Leedlos con cuidado para que
acrecentéis vuestra devoción a la
Santa Eucaristía
Francisco Martinez A.
Mayo 2008
Sangre humana real viniendo de la verdadera
presencia de Nuestro Señor Jesucristo en la Sagrada
Eucaristía.
Han habido muchos Milagros Eucarísticos a través de
los siglos, comenzando en los años 700's y
continuando hasta hoy día. Yo tuve la bendición de
haber
visto uno en Abril 1996. Era una hostia grande y dos
pequeñas en un ciborium.
Estaban expidiendo un aceite que fue analizado y se
encontró que era puro aceite de oliva de una especie
de oliva que no se encuentra en la tierra.
Yo actualmente fui testigo de una creación en cierta
manera, algo hecho de
la nada. Nunca lo olvidaré.

Escrito por Bob Stanley, en Julio 16, 1998


"MADRE DE LA EUCARISTIA"

Apariciones de la Virgen de la Eucaristía a la


vidente Marisa, en Roma Italia , el 14 de
septiembre 1995, en el primer milagro
Eucarístico
14 de septiembre de 1995: El primer milagro Eucarístico

Dichas apariciones han sido


constatadas por el Obispo Monseñor
Claudio Gatti y todos los que estaban
presentes, los cuales vieron la
aparición de la Sagrada Hostia
depositándose en la mano de Marisa,
el Milagro Eucarístico se sigue dando
en la actualidad en diversas formas
El 6 de febrero de 1997,
La Virgen en la presencia de Don
Claudio y de los jóvenes ha dado a
Marisa una forma manchada de
sangre.
Milagro eucarístico ocurrido durante la Misa
celebrada por el Obispo Claudio Gatti en el
taumatúrgico lugar. El 11 de Junio del 2000,
fiesta de Pentecostés, mientras celebraba la
Santa Misa en la iglesia "Madre de la
Eucaristía", un gran milagro Eucarístico
ocurrió.
El 16 de mayo 2000, la madre de la
Eucaristía transportó al lugar taumatúrgico
una hostia grande que derramaba sangre y
la depositó sobre una plantita de flores.
Apenas terminada de celebrar la Santa
Misa, el obispo fue informado por Marisa.
Don Claudio se trasladó, seguido por los
jóvenes y adultos, para verificar el suceso
prodigioso y pudo constatar que la hostia
tenía una mancha de sangre compacta y
extendida por la casi totalidad de la
superficie y emanaba el perfume celestial,
garantía de la intervención sobrenatural.
6 de abril de 2002
En el lugar taumatúrgico nosotros conservamos cuatro
hostias ensangrentadas que, a pesar del transcurso de los
años, están todavía perfectamente conservadas y cuya
sangre no se ha descompuesto. De esas, ésta es la tercera
en la que se ha repetido una efusión de sangre en un
intervalo de meses; este hecho es único en la historia de la
Iglesia.
El obispo dijo que cuando ocurre la efusión de sangre de
una hostia grande, Cristo sufre por la situación espiritual de
los sacerdotes y de la Iglesia. Además, el fenómeno
sobrenatural al que ha asistido Marisa en ocasión de este
último milagro, indica que la muerte de Cristo no es un
suceso histórico pasado, sino que se actualiza cada vez que
la Iglesia celebra el sacrificio eucarístico en la Santa Misa.
Bajo la luz de Navidad, el 30 de diciembre de
2003 en el lugar taumatúrgico un
extraordinario y totalmente inesperado
milagro eucarístico ha ocurrido: la hostia
grande que había sangrado por primera vez el
16 de mayo del 2000 y por segunda vez el 6 de
abril de 2002, ha sangrado por tercera vez.
La conversión de tres mil millones quinientos mil y
una personas, el triunfo de Jesús Eucaristía y de la
Madre de la Eucaristía se ha realizado por
intervención de Dios y con la colaboración del
Obispo y de Marisa que, sin tener ni poderosos ni
numerosos medios de comunicación y sin el soporte
de ninguna autoridad eclesiástica o civil, se han
abandonado a Dios y han combatido y sufrido. A la
victoria de Jesús Eucaristía y de la Madre de la
Eucaristía, seguirá, cómo y cuando quiera Dios, la
del Obispo de la Eucaristía y de la víctima de la
Eucaristía.

16 de mayo del 2000 6 de abril de 2002 30 de diciembre de 2003


Milagro eucarístico en Polonia

Corría el siglo XIII. En los suburbios de una ciudad de


Polonia, un hombre humilde vivía del producto de su
colmena. Cada día acudía a contemplar las abejas en
su incansable trabajo. Se maravillaba de cómo
recogían el néctar de las flores para convertirlo en
miel. En una de esas visitas escuchó algo
extraordinario. Se oía como una fuente. Esta
melodía continuaba durante el día.

El labriego se preguntaba qué ocurriría en el


interior de la colmena. Una noche, sobre el
colmenar, vio con asombro grandes resplandores.
Se acercó a la colmena y escuchó el misterioso
zumbido de las abejas. "Cómo es posible, exclamó,
que las abejas zumben de noche. Cuando las
sombras de la noche envuelven la tierra, no se
percibe cerca de las colmenas ni un zumbido".
El labriego fue a visitar al Obispo
de su diócesis para explicarle lo
que había visto. El señor Obispo,
para cerciorarse de si era cierto,
acudió al lugar donde estaba el
colmenar, y él vio también los
intensos resplandores sobre la
colmena. Al día siguiente se
dirigió al colmenar, acompañado
de algunos sacerdotes y de
numerosas personas del pueblo,
ordenó que fuese abierta la
colmena. En su interior
encontraron una Custodia de cera
blanca, labrada con gran primor y
delicadeza. En la Custodia estaba
el Santísimo Sacramento, y a su
alrededor revoloteaba un
enjambre de abejas.
El señor Obispo tomó la Sagrada
Hostia y, acompañado del clero y
del pueblo, la llevó a la iglesia.
Nadie supo explicarse por qué el
Santísimo Sacramento se hallaba
en una colmena. Mas tarde, se
descubrió el origen de aquella
hostia: Unos ladrones, después de
haber hecho un robo sacrílego,
echaron el viril en la colmena.
En el mismo lugar donde se
hallaba el colmenar, se construyó
una capilla. Fue tanta la fama de
esta capilla, que desde muy lejos
acudían los enfermos
para implorar la misericordia de
Dios, y muchos de ellos
regresaban a sus hogares
completamente curados.
Milagro eucarístico Alatri
(Italia)‫‏‬
Alatri es una ciudad italiana en la que
sucedió este gran prodigio, en el año
1228

El milagro:

Una muchacha fue mal aconsejada


por una mujer dedicada a prácticas de
brujería. La convenció de que
cometiera un terrible sacrilegio. Ella
era una joven de diecisiete años, que
había sido abandonada por su novio y
acudió a la adivina para que le
aconsejara.
La adivina le dijo que, si quería volver a
estar con su amigo, debería beber un filtro
amoroso y, para poderlo hacer, necesitaba
que le trajera una hostia consagrada. Le
dijo: Cuando vayas a comulgar y el
sacerdote ponga el Cuerpo de Cristo en tu
lengua, no lo mastiques ni lo tragues, date
la vuelta y ya en el banco sacas el “pan” de
la boca y lo depositas en un pañuelo. Más
tarde pasaré yo para que me lo des.

La joven respondió: ¡Pero eso es un pecado!

Dijo la bruja: ¡Cállate, tonta! ¿Quieres


volver con tu novio? Pues entonces sigue
mis instrucciones.

Así lo hizo. Pasó una noche terrible, porque


le atormentaba la conciencia.
Después de tres días de sufrimientos y de
dudas, la muchacha decidió llevar la
Hostia consagrada a la adivina, pero al
abrir el pañuelo descubrió que allí no
había pan, sino un trozo de carne de
corazón humano. Entonces se arrepintió
de lo que había hecho y fue a la iglesia a
contárselo todo al sacerdote; éste acudió
al Obispo y el Obispo escribió al Papa,
que explicó a toda la Iglesia lo que había
sucedido en Alatri, en el año 1228.

El papa Gregorio IX publicó una bula el


mismo año, donde habla de este
prodigio.

Actualmente, se conserva esta carne seca


en un relicario. En 1978 se celebró el 750
aniversario del milagro con gran
solemnidad.
Milagro eucarístico Daroca
Daroca (Zaragoza. España) - 1239
Daroca está situada cerca de Zaragoza. Es la primera
población española, y quizás del mundo, que
estableció una fiesta pública en honor al Santísimo
Sacramento.
Historia del Milagro Eucarístico:
Los musulmanes tenían el control de Valencia. Las
tropas Cristianas de Daroca, Teruel y Calatayud se
disponían a conquistar a los moros el Castillo de
Chío, Luchente, distante tres leguas de Játiva, el día
23 de febrero, de 1239. El Capellán D.Mateo
Martínez, de Daroca, celebró una misa antes de la
batalla, en la que consagró seis formas destinadas a
la comunión de los seis capitanes de aquellas
tropas: Don Jiménez Pérez, Don Fernando Sánchez,
Don Pedro, Don Raimundo, Don Guillermo, y Don
Simone Carroz. Un ataque sorpresivo del enemigo
obligó a suspender la misa, ocultando el capellán
las formas, que ya estaban consagradas, envueltas
en los corporales en un pedregal del monte.
Rechazado el ataque, del que salieron los cristianos
victoriosos, los comandantes pidieron al sacerdote
que les diera la Comunión, en acción de gracias al
Señor por la victoria. El Padre Mateo fue al lugar
donde las había escondido y se encontró a las seis
hostias empapadas en sangre y pegadas a los
Corporales. Los comandantes se regocijaron ante lo
que vieron. Lo consideraron como una señal de
Jesús de que iban a ser victoriosos. Hicieron que el
sacerdote levantara el corporal manchado de
sangre en un marco, como un estandarte. Volvieron
a la batalla contra los Moros. El castillo de Chio fue
recapturado. El mérito de esta batalla triunfal se le
dio al Milagro Eucarístico bondadosamente
otorgado por el Señor. Los seis comandantes eran
todos de diferentes regiones de España. Cada uno
de ellos creía que el sagrado corporal debería ir a su
ciudad, para ser honrado en la Catedral. Decidieron
hacer un sorteo. Tres veces, la ciudad de Daroca fue
escogida para ser el hogar del Milagro Eucarístico,
pero dos comandantes no estaban de acuerdo.
El general principal propuso, como solución,
un compromiso. Pondrían el corporal en la
espalda de una mula árabe, cogida en la
conquista. La mula nunca había pisado tierra
Cristiana antes del ataque árabe a España. El
plan era dejar que la mula vagara como
quisiera hasta que encontrara un lugar donde
parar. El lugar en el que se detuviera sería el
lugar escogido por el Señor para que se
quedara allí el corporal. El plan se llevó a
efecto. La fecha era el 24 de Febrero de 1239.
La mula dejó el cerro de Codol, y empezó su
jornada. Iba seguida por la asistencia cercana
de sacerdotes, con velas encendidas, y
soldados. El primer camino que la mula tomó
fue hacia Valencia, pero nunca entró en esa
ciudad. La mula continuó cruzando una
quebrada que va de Catarroja a Manizes,
tocando Segorbe, Jerica y Teruel. Pero no
entró en ninguna de esas ciudades.
La mula viajó durante 12 días, antes de doblar
las rodillas y caer muerta enfrente a la Iglesia
de San Marcos, en la ciudad de Daroca (hoy
Iglesia de la Trinidad). El corporal estuvo en
esta iglesia hasta que se trasladó a la iglesia
de Santa María.

La iglesia de Santa María fue construida


especialmente para los Sagrados Corporales y
ser el hogar de este extraordinario regalo al
pueblo. En los siglos XV y XVI la Iglesia fue
agrandada. Hoy es conocida como Iglesia de
Santa María Colegiata. En la pared, donde
esta la capilla de los Sagrados Corporales, se
puede observar las escenas del milagro. Un
relicario majestuoso fue creado en 1385.
Esculturas representando los hechos que
conducían al milagro fueron colocadas en la
Iglesia, como por ejemplo la Batalla de
Luchente, el Padre Don Martínez
levantando el corporal como un estandarte
de batalla, el viaje de la mula, y la llegada a
Daroca.
En 1444, el Papa Eugenio IV concedió un
año de Jubileo para Daroca, cada 10 años El
Papa Sixto IV también le concedió un
jubileo al Milagro de Daroca, cada 6 años.
La ciudad de Daroca escogió a Santo Tomás
de Aquino como el Protector del Milagro
Eucarístico.
La sangre en el corporal ha sido analizada, y
ha sido determinado que es de origen
humano. No hay ningún dato sobre el tipo
de sangre.
Este Milagro de Daroca es conocido por
todo el mundo y fue documentado
oficialmente en el año 1340.
MILAGRO EUCARÍSTICO DE SANTAREM,
PORTUGAL. Año 1247

El primer milagro:
Entre los años 1225 y 1247, vivía una mujer en
Santarem, que era muy infeliz pues estaba
convencida de que su esposo le era infiel.
Utilizó toda la astucia de la que ella era capaz
para atraer a su esposo, pero no tuvo ningún
resultado. Desesperada ante su situación,
visitó a una hechicera del pueblo, la cual le
prometió que su esposo volvería a amarla
como antes con la condición de que le llevara
como paga una Hostia Consagrada. Esto
atemorizó grandemente a la mujer, pues sabía
que aquello sería un gran sacrilegio, pero
finalmente accedió. Al recibir la Comunión en
su iglesia parroquial de San Esteban, no la
consumió sino que salió de la iglesia
inmediatamente, se sacó la Hostia de la boca
y la puso en un nudo de su pañuelo de cabeza.
Por el camino a la casa de la
hechicera, la Sagrada Hostia
comenzó a sangrar. La mujer no se
dio cuenta de lo que ocurría hasta
que se lo comunicaron otros
transeúntes, pensando que era ella
la que sangraba. El pánico
estremeció el corazón de la mujer.
Se fue a su casa y puso la Hostia,
envuelta aun en el pañuelo, en el
fondo de un baúl de cedro donde
guardaba sus pertenencias. Allí se
quedó, con gran temor, todo el día
hasta que anocheció.
Cuando su esposo llegó a la casa esa
noche, se fueron a dormir. La culpa
de su pecado la atormentaba, y
también la duda de saber si la
Hostia continuaba sangrando.
En la plena oscuridad de aquella
habitación, aconteció un gran
milagro. Salieron del baúl
brillantes rayos, haciendo que la
pareja se despertase. Vieron
entonces una espectacular
visión de ángeles adorando la
Hostia sangrante. La mujer no
pudo más y confesó el gran
pecado a su esposo. Los dos se
arrepintieron y pasaron el resto
de la noche arrodillados en
adoración y reparación ante la
Hostia Milagrosa.
Por la mañana informaron al
sacerdote de la parroquia, el
cual fue a la casa y escuchó la
historia relatada por la mujer. El
sacerdote devolvió la Hostia a la
iglesia de San Esteban en
solemne procesión,
acompañado por muchos del
clero y laicos. La Hostia continuó
sangrando por tres días.
Finalmente se decidió ponerla
(aún sangrando) en un relicario
de cera de abeja. Allí
permaneció la Sagrada Hostia
por mucho tiempo hasta que
ocurrió un segundo milagro.
Segundo Milagro:
El sacerdote encerró la Sagrada Hostia
en un envase de cera y lo colocó en el
tabernáculo. Fue entonces que ocurrió
otro milagro. Cuando el sacerdote
abrió la puerta del tabernáculo, el
envase de cera se había roto en
muchos pedazos. En su lugar había un
envase de cristal que contenía la
sangre de la Hostia mezclada con la
cera. Esta se puede aun contemplar
junto al relicario mayor que es del
1782. En la actualidad la Sagrada
Hostia se mantiene en un trono
Eucarístico del siglo XVIII, sobre el altar
mayor. La Iglesia de San Esteban es
también conocida como el Santuario
del Santo Milagro.
Los milagros continúan:
A través de los siglos, la
Hostia ha emitido
nuevamente sangre y en ella
se han visto aparecer varias
imágenes de Nuestro Señor
Jesucristo. Entre los testigos
está San Francisco Javier, el
apóstol de las Indias, quien
visitó el santuario antes de
irse en misión y un
arzobispo de Lisboa quien
llegó hasta romper el cuello
de la ampolla de cristal en
su afán de detener el flujo
de Sangre.
Desde que ocurrió el milagro hasta
la actualidad, todos los años, en el
Segundo Domingo de abril, El
Milagro Eucarístico sale en
procesión desde la casa de los
esposos donde ocurrió el milagro,
en la Vía delle Stuoie, hasta la Iglesia
del Milagro. La casa ha sido capilla
desde 1684.
Se han comisionado estudios e
investigaciones canónicas, las más
destacadas las de 1340 y 1612, las
cuales probaron, sin lugar a dudas,
la autenticidad y antigüedad del
Milagro Eucarístico. El Milagro
Eucarístico de Santarem, es
considerado el más importante
después del de Lanciano.
El Milagro Eucarístico de Santarém
solo dejó la ciudad una vez,
cuando las tropas de Napoleón
invadieron Portugal en 1810. Por
temor a que el Milagro fuese
profanado en manos de los
franceses, se lo llevaron y terminó
en Lisboa, en la Iglesia de
Pacao. Más tarde, al no ser
devuelto el Milagro a Santarém,
los ciudadanos de esa ciudad
hicieron una protesta en masa. El
Milagro Eucarístico fue regresado a
Santarém en gran secreto, para
evitar que la resistencia de los
capitalinos, a quienes no se avisó
del traslado hasta el 2 de
diciembre de 1811.
El santuario fue restaurado por D.
Antonio Francisco Marques, obispo
de Santarem y abrió sus puertas
solemnemente el 7 de marzo de
1996. Hoy cuenta con un pequeño
museo tras el altar mayor. El Milagro
de Santarem es expuesto cuando los
peregrinos lo piden con anticipación.
Entonces lo pueden contemplar muy
de cerca. La Sangre sigue en estado
líquido, 750 años después de que
ocurrió el milagro. La antigua
Hermandad Real del Sacratísimo
Milagro aún existe.
Papas que han concedido
Indulgencias Plenarias al Milagro
Eucarístico de Santarem:
Papa Pío IV: (1559- 1565),
que concedió Indulgencias a
los peregrinos que visiten la
Iglesia; Papa San Pío V y
Papa Pío VI, que confirmaron
los privilegios a los
peregrinos que visitan la
Iglesia; Papa Gregorio XIV
(1590-1591), que concedió
Indulgencias Plenarias a
todos los miembros de la
hermandad del Santo
Milagro en su día de entrada
a la hermandad y en el día
de su muerte.
Santos que están, de alguna manera,
vinculados con Santarem y el Santo
Milagro:
Santa Irene: Santa Irene, patrona de la
ciudad, fue su ciudad natal. Es una
mártir del año 653. En la Iglesia de
Santa Irene se encuentra el Crucifijo
Milagroso de Monteiraz. Los
documentos cuentan que el Cuerpo de
Nuestro Señor tomó vida (como el
Cristo de Limpias) se desprendió y
abrazó a una niña pastorcita en la época
del Milagro Eucarístico. El Crucifijo que
es del siglo XII, todavía se puede
venerar hoy. Pertenecía a una
comunidad de 12 Monjes Benedictinos
(Abadía de los 12 apóstoles).
San Esteban: Protomártir, patrón de la
Iglesia del Santo Milagro.
Santa Leonor Alfonso: Hija del Rey D.
Alfonso, quién se hizo religiosa de la
Orden de las Clarisas y está enterrada
en el Monasterio de Santarem.
San Francisco Javier: visitó la mayoría
de los santuarios en Portugal. También
visitó la Iglesia del Santo Milagro y dio
testimonio de las gracias que recibió,
las cuales le ayudaron a descubrir su
vocación de misionero, antes de ser
enviado a la India por el Rey de
Portugal. La imagen de San Francisco
Javier se venera en la Iglesia del
Milagro.
Santa Isabel de Portugal: La
Mayoría de lo Reyes de Portugal,
desde aquella época, han
visitado el Milagro Eucarístico.
Pero las más famosas visitas
fueron las dos que hizo la Reina
Santa Isabel (Isabel de Aragón),
en 1295 y en 1322. Su primera
visita ocurrió cuando estaba en
camino hacia Coimbra y
coincidió con la fiesta de Santa
Irene. La segunda visita fue para
pedir, ante el Milagro
Eucarístico, la paz entre su
esposo el Rey Dionisio y su hijo,
el futuro Alfonso VI, que estaban
en guerra.
Pidió que la Hostia Milagrosa
fuese llevada en procesión por
las calles. Ella misma
acompañó la procesión,
despojada de sus insignias
reales, de su corona y joyas.
Se cubrió de cenizas,
caminando descalza, con una
soga alrededor de su cuello.
Este acto penitencial de la
Reina fue muy agradable al
Señor, quien le concedió la
gracia de la paz y
reconciliación entre su esposo
y su hijo.
Milagro eucarístico Douai
Douai. Francia – 1267

Año 1267, domingo de Pascua, entre 8 y 9 de


la mañana. En la ciudad de Douai –norte de
Francia, a medio camino entre Amiens y Lille–
el párroco daba la comunión a los fieles en la
iglesia de los canónigos de San Amado. De
pronto vio una hostia en el piso. Consternado
y sin saber cómo había ocurrido el accidente,
se arrodilló para recoger la sagrada partícula.
Pero ésta se elevó por sí misma y fue a
posarse sobre el purificador (toallita de lino
usada para secar el cáliz). Mientras tenía los
ojos piadosamente fijos en la Sagrada
Eucaristía, la vio transformarse en un niño
encantador.
El celebrante dio un grito y llamó
a los canónigos, que se hallaban
en el coro de la iglesia. Al llegar,
notaron que sobre el paño
sagrado estaba el Niño lleno de
vida. Los fieles presentes
también fueron invitados, y
todos juntos disfrutaron de la
celestial visión. La aparición
duró como una hora, y luego
desapareció, sin quedar en el
altar más que la blanca hostia
consagrada; el párroco la guardó
en el tabernáculo y cada uno de
los felices asistentes salió
publicando el milagro por la
ciudad y sus cercanías.
La noticia llegó a oídos del
Obispo de Cambray, Mons.
Tomás de Cantimpré, que
marchó inmediatamente a
Douai. Llegado a la casa del
Deán de los canónigos, muy
conocido suyo, le preguntó si
podría ver la hostia milagrosa, a
lo que éste accedió,
acompañando al Prelado hasta
la iglesia. El toque de la
campana reunió en corto tiempo
a una numerosa muchedumbre
de fieles.
Lo que sigue es el relato del propio
Obispo de Cambray, testigo ocular de los
hechos:
Se abre el sagrario. El pueblo se
aproxima. Al destaparse el copón, cada
uno empieza a exclamar:
–Ahí está, ¡lo veo!
–¡He ahí a mi Salvador!
Yo estaba de pie, lleno de admiración: no
veía más que la forma de una hostia muy
blanca, aun cuando mi conciencia no me
reprochara ninguna falta que me
impidiera ver, como los demás, al Cuerpo
sagrado.
Este pensamiento no me inquietó mucho
tiempo, porque pronto vi claramente el
rostro de Nuestro Señor Jesucristo en la
plenitud de su edad
más allá, este pensamiento no me
inquietó mucho tiempo, porque pronto vi
claramente el rostro de Nuestro Señor
Jesucristo en la plenitud de su edad. En su
cabeza había una corona de espinas, y dos
gotas de sangre caían de la frente a cada
lado de la cara. Me puse
instantáneamente de rodillas y, llorando,
lo adoré.
Cuando me incorporé, ya no vi la corona
de espinas ni las gotas de sangre, sino el
semblante de un hombre, venerable m de
todo cuanto se pueda imaginar. Estaba
vuelto hacia la derecha. La nariz era larga
y recta, las cejas arqueadas, los ojos bajos
y dulcísimos. Una larga cabellera caía
sobre sus hombros.
La barba, nunca cortada, ondulaba
bajo el mentón, y cerca de la boca,
que era muy elegante, se hacía más
fina, hasta acabar en dos pequeños
espacios a cada lado del mentón,
como suele suceder a los hombres
jóvenes que la dejan crecer desde la
adolescencia. La frente era ancha, el
rostro delgado y la cabeza, al igual
que el largo cuello, se inclinaba
ligeramente. Tal es el retrato y tal la
belleza de esa dulcísima faz.
Por espacio de una hora, los fieles
podían ver al Salvador bajo formas
diferentes: unos, extendido sobre la
cruz; otros, como llegado para juzgar
a los hombres; otros, y en mayor
número, bajo la forma de un niño.
El milagro duró varios días:
Infelizmente no quedaron otros relatos
de testigos oculares. Pero el autor de
los “Anales de Flandres”, fallecido en
Lille el año 1626, informa que el
milagro siguió por varios días,
renovándose cada vez que la santa
hostia era expuesta. Todos cuantos
entraban a la iglesia presenciaban el
prodigio.
La milagrosa transfiguración se
producía siempre bajo distintas
formas.
En opinión del canónigo Capelle, de
Cambray, probablemente las almas
puras contemplaban a un Niño dulce y
encantador; los pecadores veían a
Jesús crucificado; y a los herejes el
Señor se mostraba con el talante de un
juez irritado.
A su vez, una tradición
incuestionable ratifica la
veracidad del prodigio.
En 1356 – un siglo después de la
aparición – Douai celebraba la
fiesta del Santo Sacramento del
Milagro; el documento que
contiene este registro añade que
tal solemnidad era ya cosa
antigua.
La hostia milagrosa,
reverenciada durante
generaciones, se conservó en la
iglesia canonical de San Amado
hasta la época de la Revolución
Francesa.
En 1790 la basílica fue clausurada y,
tres años después, saqueada. Los
vasos sagrados fueron destruidos.
Reliquias veneradas por casi diez siglos
fueron quemadas. Algunos exaltados
atacaron el altar, rompieron el
tabernáculo y abrieron la teca de plata
que guardaba la hostia del milagro.
Pero Dios no permitió ese supremo
sacrilegio. La teca estaba vacía. Manos
piadosas habían puesto a salvo el
augusto Sacramento.
Milagro eucarístico Cebreiro
Cebreiro. Galicia. España - 1300
Diversas fuentes históricas y arqueológicas
sostienen que, sobre el altar de la capilla lateral de
la iglesia, estaba celebrando la eucaristía un
sacerdote benedictino. Pensaba que, en aquel
crudo día de invierno, en el que la nieve se
amontonaba y el viento era insoportable, nadie
vendría a la misa. Pero se equivocaba. Un paisano
de Barxamaior, llamado Juan Santín, va al Cebreiro
para participar en la Santa Misa. El monje
celebrante, de poca fe, menosprecia el sacrificio del
campesino.
Pero, en el momento de la Consagración, el
sacerdote percibe cómo la Hostia se convierte
en carne sensible a la vista, y el cáliz en
sangre, que hierve y tiñe los corporales. Los
corporales con la sangre quedaron en el cáliz y
la Hostia en la patena. La noticia del milagro
se propagó por todas partes propiciando así
una gran devoción a Cristo. A pesar del
tiempo, guerras e incendios, el milagro llega a
nuestro siglo como signo poderoso de la
verdad: Cristo está vivo, resucitado, Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad, en la Eucaristía.
Los protagonistas de la historia, el monje y el
campesino, tienen sus mausoleos en la iglesia,
cerca del lugar del milagro Eucarístico.
Desde su apogeo en el medioevo, peregrinos
de todas partes de Europa toman las rutas
que llevan a la tumba del apóstol en Santiago
de Compostela. Una de las paradas del
camino es la iglesia benedictina de Cebreiro,
famosa por el Milagro Eucarístico que allí
ocurrió. El gran tesoro de Cebreiro es la Iglesia
del milagro Eucarístico.
En 1486 los Reyes católicos, peregrinos a
Compostela, se hospedan con los monjes,
contemplan el milagro y luego, donan el
relicario donde se ha guardado el Milagro
hasta el día de hoy.
En los primeros años del siglo XVII, el P. Yepes
escribía: "Yo, aunque indigno, he visto y
adorado este santo misterio, he visto las dos
ampollas, en una de ellas está la sangre, que
parece apenas coagulada, roja como la de un
cabrito recién sacrificado, he visto también la
carne, que es roja y seca".
El Cáliz y la Patena son afamadas piezas
románicas del siglo XII. Este cáliz preside el
escudo de Galicia. La leyenda del Santo Grial
gallego, como se conoce a este cáliz, se ha
extendido por toda Europa. Cebreiro y el
Milagro han influido en la obra de Wagner.
El Milagro Eucaristico de Turín (Italia - 1452)‫‏‬
Situación histórica del milagro Eucarístico

En el año 1453, Mohammed II capturó


Constantinopla, matando atrozmente cientos de
miles de Cristianos. Su plan era continuar su ataque
de terror por toda Europa. Lo lógico era que los
Europeos se hubieran unido para parar ese ataque.
Pero el poder del mal, las nubes oscuras, distrajeron
el poder de los países Europeos, creando conflictos
entre ellos. Italia fue un ejemplo de esto, lo cual
reclamó la atención inmediata de Jesús.
La hoy ciudades de Milán, Turín, Venecia y Florencia
no eran ciudades en ese tiempo. Eran pequeños
imperios y estaban constantemente en guerra unos
con otros. Los diferentes duques que contemplaban
a Milán, empezaron una guerra que duró cuatro
años. Durante este conflicto, Mohammed II que
había reunido fuerzas, atacó y conquistó
Constantinopla y siguió hacia el noroeste. Los
pobres Italianos estaban tan envueltos en la guerra
de Milán, que no le prestaron atención a esta
situación con Mohammed.
Francesco Sforza, quien era una fuerza muy
poderosa en Italia, fue proclamado Duque de
Milán, y esto fue lo que comenzó la batalla. Su
único aliado en Italia era Florencia, y esto no
era suficiente. Desesperado, reclutó ayuda de
otros poderes extranjeros. El Duque de Anjou
y Lorraine tenía su mirada en el reino de
Nápoles y Sicilia. El consintió en ayudar a
Francesco en Milán a cambio de Nápoles y
Sicilia, después que terminara la batalla.
El ejército de Anjou y Lorraine marchó hacia
Milán en defensa de Sforza. Tenía que pasar
por Piedmonte, el cual estaba gobernado por
uno de los enemigos de Milán. La actitud de
su director, Ludwig, fue que si ellos eran
amigos de sus enemigos, ellos también eran
sus enemigos. Por tanto cuando el ejército se
acercó a Piedmonte, tuvieron que entrar en
batalla con las tropa de Piedmonte. En una
batalla sangrienta, las tropas de Anjou se
retiraron. Esto sucedió en las afueras de Exiles,
donde ocurrió nuestro milagro.
Historia del Milagro
Cuando las tropas de Piedmonte cruzaron la ciudad
de Exiles, y las tropas de Anjou se acercaron, todos
los aldeanos y todos los que vivían en esa área,
dejaron sus casas.
Los soldados de Piedmonte empezaron a saquear
las casas e Iglesias de la ciudad. Un soldado entró
en la Iglesia local en Exiles, forzó y abrió la puerta
del tabernáculo para robarse la custodia. La tomó
sabiendo lo que era. No le importó tampoco tomar
la Hostia Consagrada que estaba ahí reservada. Esta
custodia era usada para dar bendiciones. El soldado
tiró la custodia en su saco, y lo puso sobre su burro.
Probablemente por la presencia del Señor el animal
se sentía molesto de llevar el saco sobre la espalda
y se caía continuamente. De cualquier manera, el
soldado quería deshacerse de las cosas que había
robado, y por esta razón vendió el saco y su
contenido al primer mercader que cruzó su camino,
por un precio muy barato. El mercader vendió el
saco a otro mercader, quien se lo vendió a otro.
Cuando el ultimo mercader compró el saco, éste iba
en camino a Turín.
El mercader entró en la ciudad con el
burro cargando el saco. En frente de la
Iglesia de San Silvestre, como se
llamaba en la época del milagro, en la
plaza el burro tropezó y se cayó. Su
dueño trató de levantarlo, pero el
animal se negó a moverse. El dueño
empezó a pegarle y se juntó una
muchedumbre. A nadie le gustaba ver
como maltrataba al burro. Entre más
grande se hacía la muchedumbre, más
frustrado se sentía el mercader y
golpeaba al burro sin misericordia. El
burro se movía de un lado a otro
tratando de escapar los latigazos de su
amo. El saco se resbaló de la espalda
del burro y cayó en el suelo, y todo el
contenido se esparció por la calle.
Todos los ojos se fijaron en la custodia,
especialmente en la Hostia que estaba
dentro de ella. Resplandecía, haciéndose
tan brillante que tenían que apartar los
ojos del resplandor. La Custodia se elevó
en el aire, hasta una altura de 10 - 12
pies, y ahí se detuvo permaneciendo
suspendida en el aire. La muchedumbre
manifestaba con suspiros su impresión
ante la Señal Milagrosa. Desde la Iglesia
de San Silvestre, el Padre Coccomo se dio
cuenta de que algo pasaba al ver la
muchedumbre, y fue a ver que era lo que
les atraía. Cuando vio la custodia
flotando en el aire, se dio cuenta de que
esta era una señal del Señor. Entonces, el
sacerdote corrió para informarle al
Obispo lo sucedido.
El Obispo inmediatamente formó una
procesión de sacerdotes que fue desde la
Catedral hasta la Plaza. Esta noticia se
esparció rápidamente, y oficiales de la
ciudad marcharon, a ver el milagro, en fila
detrás de los sacerdotes.
Cuando el obispo llegó al lugar,
la custodia se abrió, y cayó al
suelo, dejando a la Sagrada
Hostia suspendida. Estaba
rodeada por una aura
deslumbradora.
El Obispo, acompañado de los sacerdotes,
empezó a cantar un himno en Latín. Las
personas de la ciudad cantaron " Resta con
noi, ", Quédate con nosotros.
La Hostia comenzó a descender. El
obispo sujetó un cáliz y la Hostia
Milagrosa empezó a bajar, y
lentamente se deslizó en el cáliz.
Las personas de la ciudad se
maravillaron de este hecho, y siguieron
al Obispo en procesión hasta la Catedral.
Inmediatamente se le avisó al Vaticano.
Este milagro sucedió el 6 de junio, de
1453.
Ocho días antes de esto, Mohammed II
conquistó Constantinopla, y ubicó su
trono en la Catedral de Santa Sofía.
Durante el mismo período, otro Milagro
Eucarístico ocurrió en Langenwiese, un
pueblo pequeño entre Polonia y
Checoslovaquia. Poco después la guerra
de Milán terminó.
Veneración y peregrinaciones
Inmediatamente comenzó la veneración del
Milagro Eucarístico de Turín. Peregrinos de toda
Italia y Europa se reunían en el Santuario. A la
iglesia se San Silvestre se le llama la Basílica de
Corpus Domini ( Iglesia del Cuerpo y Sangre del
Señor ),
En 1455, la jerarquía de la Iglesia de Turín,
acordaron hacer un tabernáculo para honrar y
conservar el Milagro Eucarístico. La Hostia se
guardo en el nuevo tabernáculo hasta que un
nuevo relicario de mármol se erigió en el lugar
donde cayo el burro en 1453.
La ciudad de Turín fue conmovida por este
Milagro Eucarístico. Pusieron una señal a donde
ocurrió el milagro, y donde cayo el burro. Este
lugar se convirtió en un lugar de peregrinación,
tan visitado que los peregrinos no cabian en esa
pequeña area. En el año 1521 un nuevo edificio
fue construido para los devotos y peregrinos. El
Oratorio fue construido en el lugar donde el
burro cayo.
En 1525, se instituyó la Compañía del Cuerpo de Cristo
para ser protectores del Milagro Eucarístico. Su símbolo
era la Custodia y la Hostia suspendida sobre ella. Esta
compañía estaba encargada de cuidar el Oratorio y el
lugar donde cayo el burro.
En el año 1584, llegó de la Santa Sede la orden que el
Milagro Eucarístico debía de ser consumido. La razón
dada por el Vaticano fue para no obligar a Dios a
mantener este Milagro Eucarístico sin corromperse por
siempre.
La Hostia Sagrada, fue consumida por orden Papal en
1584, después de estar perfectamente conservada por
131 años. La Adoración y Devoción del Milagro
Eucarístico continuó.
En 1598, una plaga amenazó a muchas personas, esto
fue durante otra sangrienta guerra entre los de
Piedmonte y los Franceses. El Señor le estaba dando un
mensaje a las personas, que fue recibido por el Concilio
de Turín.
Ellos le hicieron una promesa al Señor, que sí El libraba a
las personas de esa enfermedad mortal, se le construiría
una iglesia completamente nueva en honor del
Santísimo Sacramento de Turín. El Señor escucho las
oraciones y la plaga termino.
En 1607, se hicieron los cimientos de la nueva
iglesia, la cual se terminó en 1671. A la derecha
del altar principal, hay un área cerrada por
unas barandillas que es el lugar donde cayó el
burro. Hay una placa con una inscripción en
Latín. San Juan Bosco la tradujo así :
Aquí, el 6 de junio, de 1453, cayó el burro
que estaba cargando el Cuerpo del Señor.
Aquí la Sagrada Hostia, libre de sus ataduras,
se elevó en el aire.
Aquí descendió suavemente a las manos
suplicantes de los Turinenses.
Aquí, por lo tanto, recuerden el milagro,
arrodíllense en el suelo, veneren y miren con
temor un lugar sagrado.
En la pequeña Iglesia de Exille, donde ocurrió
el robo ese día en 1453, el tabernáculo roto
nunca fue arreglado. Ellos lo conservaron en su
forma original en honor al acontecimiento
milagroso.
Solemnes procesiones y celebraciones han tenido
lugar en los diferentes Centenarios de la Fiesta.
En 1853, San Juan Bosco escribió acerca de la
fiesta y de las grandes preparaciones que se
hacían. En estas fiestas asistieron la Reina
Adelaida, esposa de Vittorio Emmanuele II, y de
la Reina María Teresa, viuda de Carlos Alberto,
quienes recibían Comunión en la Basílica. En
1953, la fecha de la celebración del Quinto
Centenario, fue cambiada para septiembre,
desde el 6 hasta el 13, para que coincidiera con el
Congreso Eucarístico que se celebró ese año.
Se escribieron himnos especiales en honor del
Milagro Eucarístico de Turín. Se cantan los días de
las fiestas, y especialmente durante la
celebración del Centenario.
Papas que han reconocido el Milagro de Turín :
Pío II, Gregorio XVI, Clemente XIII, Benedicto XIV,
San Pío X, Pío XI y JuanPablo II.
Espero que el contenido de
este power point sea de
relevancia y que el amor por
la Santa Eucaristía aumente
cada día en en nuestros
corazones.

Francisco Martínez A.

Mayo 2008

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